Burusera: el inicio de las bragas usadas
El fetichismo de las bragas usadas, también conocido como burusera, comenzó en Japón en los años 90. Allí los compradores podían ir a tiendas especializadas y comprar las braguitas que más les gustasen ya usadas con anterioridad por una mujer. El negocio tuvo un gran auge gracias a las máquinas de venta en la calle, o vending machines, que ofrecían a los compradores bragas recién usadas a pie de calle.
La facilidad para adquirir este tipo de productos hizo que se convirtiese en una moda muy seguida en sus orígenes. En el mundo occidental, este tipo de fetichismo se desarrolló de manera diferente y al comienzo la compraventa entre particulares era la práctica habitual.
Al igual que otros sectores, el fetichismo de las bragas usadas ha seguido la tendencia y ahora puedes comprar estas prendas en portales online como el nuestro. Nuestra página no es sólo un mercado, sino una comunidad, un punto de encuentro, charla y entretenimiento entre los amantes del fetichismo.
Bragas usadas y la explicación psicológica.
El sentido visual es un elemento de excitación para la gran mayoría de los hombres. Ver a una mujer en ropa interior supone un aumento de la dopamina en el cerebro de muchos hombres, que les conduce a una excitación fisiológica, generando un sentimiento de placer.
Dicha excitación visual se ve aumentada si la mujer lleva una ropa interior sexy y erótica. Esto creará un interés especial por las prendas que lleve la chica, y derivará en un fetichismo sobre estas prendas.
Además, el olfato juega un importante papel en el fetichismo de las bragas usadas. Aunque el ser humano no reacciona directamente con el olor de otras personas, si que es cierto que influye en la atracción.