¿Estás preparando una cita romántica y te gustaría terminar la velada con un masaje sensual? ¿Necesitas reavivar una vida sexual que lleva un tiempo en declive y has pensado en calentar la velada empezando con un masaje sensual y relajante?
Sea cual sea el motivo, te anticipamos que un masaje erótico en pareja es la forma adecuada de encender la pasión y dar un giro a la velada. Pero si sabes cómo hacerlo, todo será más fácil.
He aquí, pues, algunos pequeños consejos y trucos a seguir para regalar a su pareja momentos de puro placer a los que le resultará difícil resistirse.
La idea del masaje surgió de la nada y la habitación en la que te relajarás es un desastre. Empieza por crear un poco de orden y limpieza. Un entorno despejado ayudará a tu pareja a sentirse a gusto y a soltarse por completo.
Presta atención a las temperaturas. Un ambiente demasiado frío dificultará la relajación completa de los músculos. Por el contrario, un ambiente demasiado caluroso acabará convirtiendo un momento de placer en una prueba de resistencia. ¿La temperatura ideal? 25 grados será perfecta para dar al cuerpo desnudo de tu pareja la relajación que se merece.
Juega con música relajante, iluminación tenue proporcionada por unas velas perfumadas y una copa de prosecco para esos momentos de pausa. Pocos elementos, pero que juntos os ayudarán a soltarse por completo.
¿No tienes uno a mano? El aceite bronceador que te sobró de tus últimas vacaciones puede ser la solución.
Presta también atención a la temperatura de tus manos. Unas manos heladas sobre la piel desnuda no son la sensación ideal. Caliéntatelas frotándolas con el mismo aceite que utilizarás para el masaje. Las harás más suaves y cálidas al tacto..
Recuerda que lo que tu pareja espera es un masaje relajante. Todo lo demás vendrá después, pero no olvides tu objetivo. No pienses demasiado en el final, disfruta del momento. Un poco como en el outercourse, donde la penetración ni siquiera está prevista.
Puedes empezar de forma habitual por la espalda, primero con caricias, siguiendo la forma de su cuerpo, para luego aumentar la presión y dejar que los músculos se relajen.
Empieza por la espalda, pero no te olvides de ninguna parte de su cuerpo, prestando atención a las zonas erógenas (por ejemplo, el cuello, el bajo vientre y los pies). Acércate poco a poco a sus genitales, pero sin tocarlos.
¿Las nalgas? No todo el mundo se siente cómodo al acercarse a esta parte del cuerpo. Estudia a tu pareja y conócela a través del ritmo de su respiración y de sus movimientos. Si notas rigidez e incomodidad, no insistas y pasa a otras zonas.
Cuando la temperatura empieza a subir (y no hablamos de la temperatura de la habitación) la boca puede ser una valiosa aliada. Úsala para besar y lamer. ¡Difícilmente podrá resistirse!
No improvises como masajista profesional. Liberar tensiones o pequeñas contracturas no es tu trabajo. Acabarías provocando dolor o, peor aún, más daño.
Disfruta del momento y deja que tu pareja se entregue completamente a ti.
Su cuerpo relajado será perfecto para dejarse llevar por las sensaciones y regalarse un momento caliente contigo que será difícil de olvidar.
Bueno, tu masaje, aunque no exactamente como deseabas, ha funcionado. En los días siguientes, puedes repetirlo, quizá invirtiendo los papeles. La conexión de pareja será mayor y puede que decidas adoptar esta práctica mucho más a menudo de lo que lo hacías antes.
Corre a ordenar tu habitación y busca tu aceite favorito. ¡Esta noche podría ser ya la noche ideal